- Mensaje del 11 de enero de 2010
- Mensaje del 18 de enero 2010
Ciudad Juárez es el escenario horrible del grado que puede alcanzar la militarización fallida, con su cuota de violencia dirigida contra todos. Dos colegas académicos de la UACJ fueron asesinados en los meses pasados, tan sólo por el hecho de estar en el lugar equivocado ya la hora equivocada. Y eso para no hablar de los defensores de los derechos humanos que están en la mira tanto de nuevos grupos paramilitares, como del propio crimen organizado.
Ya hay dos puntos que se han mencionado como necesarios (pero de ninguna manera suficientes) para atenuar esa escalada tremenda de violencia:
Un acuerdo muy firme con el gobierno de Texas y con el gobierno de los Estados Unidos para fiscalizar la venta de armas que se realzia sin cortapisas en la frontera con México, y que da lugar no sólo a que ahí los criminales encuentren sus arsenales, sino otra manera más de enriquecerse, de corromper, de seguir fortaleciendo sus fuentes de lavado de dinero, y que es el tráfico de armas a escala continental. Muchas de las armas compradas en los más de 13 mil establecimientos dedicados a la venta de armamento en la frontera con México, van a dar a Centroamérica, a Brasil, a Colombia. Mientras el gobierno en México carezca de fuerza y de legitimidad para llegar a un acuerdo firme con los gobiernos de California, Arizona, Nuevo México, Texas y el propio gobierno federal gringo, este tráfico de armas continuará, lo cual permite a la delinuencia organizada la posibilidad de reproducirse, de enriquecerse, de seguir corrompiendo.
Otro punto es el de que los Estados Unidos deben de tomar políticas más pertinentes relacioandas con el consumo de drogas entre su población. A ellos les tocará decidir qué drogas se legalizan, cuáles no, cuáles serán de venta y oferta controlada: el caso es que mientras no se haga nada en este aspecto, la demanda enorme de drogas en los Estados Unidos seguirá siendo el motivo principal del narcotráfico en México y en América Latina.