miércoles, 21 de abril de 2010

Prosa del fuero militar

Por Lerolico

Generales: ésta es una guerra y estamos en calles para atacar

Nuestro papel no es disuasivo como el de la policía, expresan

No somos cobardes; sólo queremos un marco legal contra el narco

¿Cómo vamos a actuar si el Presidente saca al Ejército sin garantías?
Demandan que se les mantenga el fuero, para no ser juzgados como cualquier policía

El Presidente nos mandó a las calles sin garantías jurídicas: militares
Generales reclaman participación plena de todo el Estado en lucha anticrimen

No puede ser que te tiren con un lanzacohetes y tú respondas con flores por aquello de los derechos humanos


La Jornada
Lunes 19 de abril de 2010
http://www.jornada.unam.mx/2010/04
/19/index.php?section=politica&article=005n1pol


El Fuero del Cabo Catoche...
ANTE EL FUERO MILITAR, AGACHATÉ MEXICANO.

1.- Hubo un tiempo que en México existían paralelamente los fueros militar y religioso. Las Leyes de Reforma le quitaron (con guerras de por medio) el fuero a los jerarcas católicos. Si hoy existiera el fuero religioso, los curas pedófilos estarían a salvo de ser juzgados y ser mandados a la cárcel. Desde el Papa, obispos y clero que los acompañan, siguen afirmando que los abusos a menores son errores y pecados, pocos de ellos mencionan, que es sin duda un delito. Es claro, que si fueran juzgados por los propios religiosos, los curas pedófilos nada más serían cambiados de parroquia y la víctima, sería castigada por andar de chismosa.


2.- El fuero militar que hoy todavía padecemos, navega en el mismo mar de la impunidad que tuvieron durante siglos los curas engaña bobos. ¿Por qué sigue vigente el privilegio militar llamado fuero? En principio, porque se consideran a sí mismos entes diferentes: engendrados, no creados, de la misma naturaleza que su madre la patria, para ellos todo fue hecho; son salvíficos de la patria, hacedores de la revolución (el pueblo que se chupe el dedo) y de toda acción que se considere memorable; salvadores de las instituciones del pernicioso comunismo, aún costa de matar estudiantes. La podredumbre de las guerras sucias no mancha sus pulcros uniformes, porque son aves que cruzan el pantano sin macula. Son engendrados por los todo poderosos de México: los Barones del dinero y su pelele el Presidente, el Secretario de la Defensa y su compa de la Marina, los generales, los mayores, sargentos, los rasos y sin faltar, el cabo catoche; todos ellos se hacen una, para mantenerse incólumes ante la ley. El ejercito está sentado a la derecha del espurio y toda gloria para ellos. ’ave cesar, morituri te salutan’.


3.- Nadie en su sano juicio (cosa del que carezco) pensaría que los militares aceptaran de buena gana que les quitaran el fuero. ¿Acaso los curas aceptaron (así cómo así) perder el privilegio?. Antes al contrario, es lógico que los querubines verde olivo quieran más. Por ellos y para ellos todo el poder, puesto que no son menos que el arcángel San Gabriel, ni mucho menos que las Potestades. La raza, los de a pie, los “Daños colaterales”, los “Falsos positivos” somos meros destinos de su bayoneta. Las leyes se hicieron para los civiles, no para interrumpir a los sacrosantos batallones de sardos: tabernáculos de la verdad, la justicia y la marcha de Zacatecas.


4.- ¡Oh! Mexicano, debes agacharte y postrar tu cabeza en el suelo para que la bota militar, pueda cómodamente, pisar tu cuello. Piensa mexicano que tus derechos dizque humanos, no son más que flores marchitas que serán destrozadas con granadas, misiles y ráfagas de metralletas lanzadas desde helicópteros de fabricación gringa.


5.- ¡Ay de tí mexicano! si no vas preparado para morir antes de llegar al reten militar. Porque los sorches no fueron engendrados por el todo poderoso, solamente para disuadirte. No, ellos fueron puestos por las divinidades para atacar y acabar con lo que se les atraviese, sin descartar mujeres y niños .


6.- El estado mexicano, todo, no merece la escupitina del cabo catoche. Un día, mexicano, amanecerás con la sorpresiva noticia, de que un general sacrificó su vida, nombrándose así mismo, Presidente vitalicio de México. No te mereces mexicano tan alto sacrificio del general, acéptalo humildemente e inclina tu cabeza hasta el suelo, para que la bota militar pise tu cuello…

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