Sangre
por Samara
Ahí está, roja, brillante, espesa,
irrigando el pavimento estéril,
en un necio intento por nutrir
esos cuerpos yacentes.
No hay más latidos, ni calor, ni movimiento,
sólo este charco inmenso
de vida derramada y pegajosa
donde naufragan palabras, deseos,
planes y deudas.
Todo salta y se pierde
tras el brillo de las ráfagas.
El ruido aturde, y desplaza
las palabras vacías
que pronuncia una boca siniestra.
Esa misma boca, que ha ordenado protegernos
de los monstruos y fantasmas
que ahora beben, ansiosos, esta sangre,
la nuestra,
aunque algunos piensen que es de nadie.
por Samara
Ahí está, roja, brillante, espesa,
irrigando el pavimento estéril,
en un necio intento por nutrir
esos cuerpos yacentes.
No hay más latidos, ni calor, ni movimiento,
sólo este charco inmenso
de vida derramada y pegajosa
donde naufragan palabras, deseos,
planes y deudas.
Todo salta y se pierde
tras el brillo de las ráfagas.
El ruido aturde, y desplaza
las palabras vacías
que pronuncia una boca siniestra.
Esa misma boca, que ha ordenado protegernos
de los monstruos y fantasmas
que ahora beben, ansiosos, esta sangre,
la nuestra,
aunque algunos piensen que es de nadie.
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